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Especial sobre salud mental | Burnout, depresión y suicidio: cómo pueden las empresas hacer frente al aumento de los trastornos mentales

Publicado en: 28/09/2021

Especial Salud Mental: Burnout, Depresión y Suicidio

Síndrome de Burnout, Depresión y Suicidio. Parece que las empresas nunca han tenido que preocuparse tanto por los trastornos mentales de sus trabajadores y trabajadoras como ahora.

Aunque muchas empresas ya ofrecían programas de apoyo a sus equipos incluso antes de la pandemia, con el miedo a la contaminación, el aislamiento social y el traslado de casi todas las actividades corporativas al trabajo a distancia, la situación parece haberse complicado.

La disminución del nivel de bienestar, la falta de control sobre la carga de trabajo y las incertidumbres de la pandemia han construido un escenario favorable para la degradación de la salud mental de los empleados. Y, con ello, un aumento del riesgo de suicidio, ya que la mayor incidencia de estos trastornos y sus efectos también pueden servir como fuertes influencias para esta decisión extrema.

Pero, ¿cómo pueden estar relacionados estos tres factores – Burnout, Depresión y Suicidio? ¿Y cómo podemos evaluar y reducir el impacto de los dos primeros en la vida de los trabajadores en su trabajo diario, incluso en el trabajo a distancia, evitando que el agravamiento pueda llevar al suicidio?

Hemos hablado con Lucia Frigerio, psicóloga especializada en servicios a empresas, y con Renata Guirelli, coordinadora del sector de Desarrollo Humano Organizacional en Synergia, para que nos den las respuestas que encontrará en este informe especial sobre salud mental. Compruébalo.

Síndrome de Burnout: cuando el trabajo afecta al estado emocional

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido el Síndrome de Burnout como un trastorno ligado exclusivamente al contexto profesional, un desgaste provocado por el trabajo. Para la Organización, el Burnout es el resultado de «un estrés crónico en el trabajo que no se ha gestionado con éxito» y se caracteriza por «sentimientos de agotamiento, cinismo o sentimientos negativos relacionados con su trabajo y una menor eficacia profesional».

El síndrome puede estar causado por la falta de reconocimiento en el trabajo, los entornos profesionales tóxicos con acciones emocionalmente abusivas, las largas jornadas de trabajo y la sobrecarga, así como el miedo a perder el empleo, intensificado por la pandemia.

Cabe destacar que el Banco Mundial ha publicado recientemente un informe sobre el impacto de la pandemia en el mercado laboral de América Latina y el Caribe, en el que se estima que más de 7,8 millones de personas en América Latina han perdido su empleo debido a la pandemia. Y, aunque los efectos de la crisis se han dejado sentir más en los profesionales con menor nivel de formación, el miedo a perder el empleo no respeta las jerarquías, al igual que el Burnout, que puede llegar a cualquier nivel jerárquico.

Especial Salud Mental: Hombre con Burnout
Foto: Depositphotos.com

Según el Ministerio de Sanidad, los síntomas del síndrome pueden ser físicos y emocionales, como dolores de cabeza, insomnio, cansancio físico y mental, cambios bruscos de humor, entre otros.

Para Lucia Frigerio, psicóloga consultora de Synergia, la pandemia puso de manifiesto que la salud mental de las personas podría no estar ya muy bien. Señala varios factores que pueden provocar cambios en la forma en que las personas se relacionan con su trabajo y hacer que éste tenga un gran impacto en la salud mental:

«El mundo del trabajo es un mundo muy duro. El trabajo es uno de los derechos a los que toda persona debe tener acceso. Es una de las formas de aportar dignidad a la persona. Pero también sabemos que esto no es lo que ocurre siempre, que la dignidad no llega tan fácilmente. Y, en mi vida en las empresas, vemos a directivos que, si no han cometido acoso, han estado muy cerca de hacerlo. Conocemos a jefes que piensan que la competencia es sumamente beneficiosa para sacar lo mejor de cada persona. Algunos rozan la tiranía. Son cosas absurdas que vemos en nombre de tener una buena producción y alcanzar una meta».

Una encuesta publicada en 2019, mucho antes de que comenzara la pandemia, ya indicaba que 20 millones de brasileños sentían los impactos del Burnout, un número que representaba uno de cada cinco trabajadores en el país.

En su momento, los especialistas concluyeron que el empeoramiento de la rutina profesional en varios ámbitos estaba motivado por factores como «el avance de las tecnologías, los cambios en el mercado laboral y en la sociedad, así como las nuevas dinámicas empresariales».  Las mujeres fueron las más afectadas, representando el 60% de los casos más graves.

El hecho de que el Síndrome de Burnout pueda evolucionar hacia una profunda depresión es una de las grandes preocupaciones de estos especialistas. Y los datos sobre la depresión en Brasil y en el mundo también siguen siendo alarmantes.

Depresión: la enfermedad silenciosa que puede llevar al suicidio

La depresión se considera un trastorno mental que puede afectar a personas de cualquier edad. Según estimaciones de la OMS, más de 300 millones de personas padecen esta enfermedad, considerada la mayor causa de discapacidad en el mundo.

Es decir, interfiere directamente en las actividades cotidianas que la persona necesita o desea realizar, ya que sus síntomas más comunes son la apatía, la pérdida de energía y placer en las actividades, la irritabilidad, entre otros. Los episodios depresivos pueden ser leves, moderados o graves, según los síntomas y sus intensidades.

Los especialistas indican que varios factores pueden contribuir a la aparición o al empeoramiento del trastorno, entre ellos la predisposición genética, el estrés crónico, los acontecimientos traumáticos y también las condiciones sociales y ambientales.

Especial Salud mental: mujer con depresión
Foto: Depositphotos.com

En Brasil, según una investigación realizada por la Universidad de São Paulo (USP), los casos de depresión y ansiedad aumentaron durante la pandemia. El estudio realizado en once países mostró que Brasil es el país con más casos de ansiedad (el 63%) y depresión (el 59%).

Para Lucía Frigerio, hay que prestar atención a las señales que pueden indicar una depresión, y la mejor manera de hacerlo es fijarse en las personas que nos rodean:

«Todas y cada una de las señales en relación con las personas son importantes. Tenemos que estar atentos a las personas que nos rodean. ¿Qué es diferente de lo que siempre ha sido? Si alguien de tu lado cambia su rutina, ¿lo notarás? ¿Cómo es mi autoconocimiento y cuán atento estoy a cómo es y ha sido siempre el otro? Hay varias cosas que indican. Los cambios pueden ser varios, desde el aislamiento a la irritabilidad, desde algo más retraído a algo más agitado. Pero para notar lo que ha cambiado, necesitamos tener intercambios efectivos».

Identificar y tratar la depresión es importante, ya que su empeoramiento puede conducir al suicidio, una de las principales causas de muerte en el mundo. Según datos de la OMS, una de cada 100 muertes es por suicidio. En 2019, 97.339 personas murieron por suicidio en América, y se estima que los intentos pueden haber sido 20 veces más. Los hombres representan el 77% de todas las muertes por suicidio en el mundo y las tasas siguen aumentando.

Lucía señala que la atención a la persona en riesgo de suicidio puede realizarse de varias formas, pero la más eficaz debe combinar la administración de medicamentos y el seguimiento psicológico, y nunca sólo la forma farmacológica.

«Tenemos que ser muy cuidadosos con la persona que está en riesgo de suicidio, incluso en relación con la medicación. La medicación por sí sola no es suficiente, las personas necesitan entrar en contacto con su sufrimiento, necesitan entender lo que les ocurre, recibir terapia y sentirse atendidas. Y esa atención tiene lugar en el ámbito del apoyo psicológico».

La importancia del acompañamiento emocional, de la atención a la salud mental, de la escucha y de los espacios abiertos para la comunicación es grande, porque esta atención puede marcar la diferencia en la vida de una persona.

Por eso es tan necesario aumentar el espacio para hablar de salud mental y abrir canales para que los trabajadores y trabajadoras entiendan que no es un problema pedir ayuda y sientan que pueden contar con una red de apoyo si lo necesitan.

Refugio emocional y rondas de conversación: alternativas para la atención a distancia

Durante el periodo de la pandemia, con equipos que trabajaban a distancia y se enfrentaban al aislamiento social, muchas empresas comprendieron la importancia de orientar a los trabajadores para que se enfrentaran a la nueva situación y a los desencadenantes mentales que podían desencadenar trastornos mentales.

En el caso de Synergia, el reto era crear un escenario que permitiera la interacción y la escucha, una oportunidad para descomprimirse de las actividades diarias. Era necesario un momento de Acogida para aquellos equipos que solían estar tan unidos en su trabajo de campo con las comunidades y que de repente se encontraron aislados y atascados en las interacciones en línea.

La solución fue la creación de las sesiones de Acogida Emocional, que tuvieron lugar de mayo a diciembre de 2020. En ellos, grupos cerrados de hasta 10 personas se reunían durante 2 horas a la semana(en horario laboral) y, con la mediación de la psicóloga Lucia Frigerio y Rafael Caldeira, hablaban de sus preocupaciones, miedos, esperanzas e inquietudes.

La coordinadora del sector de Desarrollo Humano Organizacional (DHO) de Synergia, Renata Guirelli, evalúa la idea y el trabajo realizado:

«Pensamos en hacer un trabajo que pudiera apoyar a la gente en esta época de pandemia y ser un canal donde pudieran ‘desahogarse’ un poco, aportar algunos de estos sentimientos. Así que hablamos con Lucia [Frigerio], porque es una referencia en Synergia en la realización de estos trabajos de grupo y de mediación. Era algo muy nuevo y no habíamos visto a nadie hablar de ello en otras empresas. Creo que fuimos muy pioneros en ese trabajo».

En marzo de 2021, tras muchas peticiones de los equipos, llegó el deseo de retomar el trabajo, pero de una forma diferente. Fue entonces cuando surgió la idea de los Círculos de Conversación. Hay 2 reuniones de 2 horas por semana, acompañadas por la psicóloga Lucia Frigerio, y las personas pueden hablar de los temas libres que surgen durante el día.

círculo de conversación y Apoyo Emocional
Los Círculos de Conversación y Apoyo Emocional crearán un espacio para que los empleados hablen abiertamente. Foto: Depositphotos.com

Las reuniones alcanzan una media de 50 a 60 personas por rueda, y las conversaciones se desarrollan de forma libre. Pero la atención a los participantes no termina ahí. Si la persona siente la necesidad de hablar en privado, o en los casos en que la psicóloga identifique una mayor necesidad de acompañamiento, la persona puede tener un primer encuentro con ella. A continuación, se le aconseja que busque asesoramiento psicológico externo.

«La gente puede hablar o simplemente escuchar. Ha sido increíble, es un entorno en el que la gente se siente segura para hablar. Tenemos testimonios, que suscitan debates muy interesantes, algunos de ellos profundos. La Ronda de Conversación celebrada con el tema «Agosto Lila – Mes de sensibilización para el fin de la violencia contra las mujeres» tuvo una de las mayores adhesiones y aportó testimonios muy conmovedores.»

Renata Guirelli

Hablar de salud mental en las empresas no debería ser un tabú, sobre todo si tenemos en cuenta que se dedican tantas horas al día al trabajo. Si conocer a las personas que nos rodean puede ser sumamente importante para notar diferencias en el comportamiento que pueden indicar depresión o riesgo de suicidio, en este momento, cuando estamos aislados, abrir espacios de comunicación e interacción entre las personas puede ser decisivo.

Para Lucía, las reuniones son muy importantes porque estimulan el autoconocimiento y la posibilidad de buscar ayuda para este proceso, además de representar un canal abierto para que la gente entienda que pedir ayuda no es un problema:

«Una cosa interesante que ocurre desde la Recepción, y que siempre escuchamos en la Ronda de Conversación, es lo mucho que la gente ha empezado una terapia o ha retomado la que había abandonado después de estos encuentros. Recomiendo que la gente conozca un proceso terapéutico, que entienda lo que ocurre allí. Sería muy bueno que las empresas se dedicaran a esta oferta, aunque fuera un camino, un puente o algo temporal, para que entendieran la importancia del autocuidado y de ser conscientes de uno mismo, construyendo relaciones que aporten más afecto y esa potencia de vida.»

Para Renata Guirelli, el diferencial es el hecho de que la empresa proporciona un momento para que la gente deje de trabajar durante ese periodo para participar en las reuniones. Y este intercambio también es positivo para la propia empresa.

«Cuando pensamos en una empresa que ofrece esto a sus empleados, estamos hablando de una empresa diferenciada que realmente se preocupa por las personas. Llevo más de 20 años trabajando en el sector y creo que el mayor activo de una empresa es su gente. En Synergia esto es aún más importante porque también tratamos con comunidades».

Es importante destacar que las acciones llevadas a cabo con el objetivo de cuidar la salud mental de los trabajadores y trabajadoras, así como las prácticas orientadas a la inclusión y a la representatividad, también deben formar parte de las iniciativas de desarrollo sostenible que funcionan como base del concepto ESG (relativo a las mejores prácticas ambientales, sociales y de gobernanza para las empresas).

La promoción de la salud mental forma parte incluso del Objetivo de Desarrollo Sostenible número 3, Salud y Bienestar, propuesto para la Agenda 2030 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

El cuidado del entorno laboral y el bienestar de quienes lo componen han sido muy discutidos cuando se piensa en las actitudes necesarias para que las empresas evolucionen en relación con sus factores sociales. Y esta evolución pasa directamente por entender que, más que nunca, las empresas necesitan incorporar prácticas de sostenibilidad que puedan marcar la diferencia en el futuro de la base de las organizaciones, y esta base son las personas.

3 – Saúde e bem-estar

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